Poesía

Con mis rodillas muy altas, marcho con todo el valor, por las líneas de los versos que llevan mensajes para tu deleite y reflexión. Me has de llamar Rimita, presente siempre al final, de uno que otro verso que si conmigo quiere estar, en algo se tendrá a mí que asemejar. Leerás, te deleitarás y siempre me encontrarás en las particulares estrofas de las poesías que mi autora, María Cristina, contigo compartirá.

Niña con un corazón en las manos

Resumen:

Tuc, tuc, tuc, tuc ..., así suenan sus corazones, que juntos escribirán historias de grandes sueños e ilusiones...
Haga clic para calificar
[Total: 0 Promedio: 0]

Un corazón, dos latidos

Unos brazos muy mullidos
y una sonrisa de cielo
la rodeaban con mucho cariño,
con mirada de terciopelo.

Al acostarla le decía
que ella era su adoración,
y la niña, feliz le pedía,
un beso y su bendición.

La arropaba con amor,
cobijándola de cariño,
y bajo su constante guía y protección
ella crecía en su adorado nido.

Tuc, tuc, tuc, tuc…
así sonaba su corazón,
que caminaba por y para ella,
su hija era su motor.

Lo sentía correr a todo galope
si en peligro ella podía estar,
y la regaba con puro amor,
el mismo que luego la niña, por sus ojos veía asomar.

Un día aquel corazón
ya no quiso trabajar,
y en sus ojos, su cariño,
no pudo volver a mirar.

Un puño grande sintió
que apretó su corazón,
que triste y acongojado
se negaba a aceptar aquel dolor.

Sentía que salía a chorros
su amor, su protección y compañía,
y que dejaba así de golpe,
vacía toda su vida.

Esa sensación se agrandó
cuando leyó su mensaje.
Ella no entendía nada
¿Qué la perdonara por adoptarle?

Eso no podía ser cierto,
la sentía su mamá de verdad,
y aunque no fuera su mamá biológica,
no había nada que perdonar.

Gracias a ella tuvo una guía,
una figura materna,
que la cautivó con sus atenciones y su cariño incondicional,
por eso, que se fuera al cielo no lo podía aceptar.

Su corazón se convirtió
en un cascarón muy hueco,
ella no estaba a su lado,
en el rinconcito donde en su pecho la había para siempre alojado.

Así la encontré aquel día,
y solícita le ofrecí,
coserle su corazón con aceptación
para que de él no se pudiera el amor de su mamá jamás salir.

Don Hilo me ayudó gustoso
a reparar su dolor,
y con estrellitas sellamos
cada punto de aquella delicada operación.

Acomodamos en su corazón
sus vivencias, sus recuerdos,
y entramos con sumo cuidado
la luz que ahora la estaría guiando.

Esa luz estará encendida
con la llama de su amor
y será su fiel compañía
mientras lata su corazón.

Tuc, tuc, tuc, tuc…
así suenan sus corazones,
que juntos escribirán historias
de grandes sueños e ilusiones.

Ella siente que está ahí,
que no se quedó solita,
y que la ayudará a discernir
cada paso que dé en su vida.

 

La imagen fue tomada de: Humano Vectores por Vecteezy

Autora: María Cristina Espinal

Me gusta escribir, me gusta compartir mis escritos y hacerlo de forma impresa limita mis horizontes. Este es un medio ideal para llegar a aquellos que están mucho más lejos.
Haga clic para calificar
[Total: 0 Promedio: 0]

Te invito a leer otras poesías que de seguro te encantarán

Mami querida

Mami querida

Agradezco al cielo el que me haya dado, la madre más linda como…

AMO LO QUE ERES

AMO LO QUE ERES

Para mí es un padre amoroso,
que hemos de respetar,
protector de todos nosotros
al que debemos siempre honrar.

Anímate y escríbeme, con gusto me tomaré el tiempo para dar respuesta a todas tus inquietudes. Puedes utilizar el formulario o escribirme a la dirección de correo que te dejo aquí debajo.

hola@meconviertoenlectura.com

Te responderé, eso es seguro !!!