En el estrecho camino de flores que conduce al río, sobre una rama de pino estaba don Grillo. Esta vez no proyectaba su acostumbrada alegría, se veía triste y pensativo. La pulga Maruca notó al instante que algo raro le pasaba al echar de menos el cariñoso saludo que le daba cada mañana.
Era un día gris, amaneció bastante nublado. A pesar de que la naturaleza indicaba con claridad que nos visitaría la lluvia, decidimos formar nuestra tradicional carabana. Cargaríamos comida pesada y llevaríamos con ánimo el trabajo de ese día, que consistía en transportar hasta nuestro almacen muchos granitos de arroz que había tirado una señora en su patio.
Lo que le pasó a los dos hizo a doña Aguja pensar
que debemos aprovechar el tiempo,
y saber muy bien a los otros tratar,
mientras a nuestro lado puedan ellos estar.
Botón y Ojal no se querían juntar y la gente no sabía cómo sus ropas bien cerrar. Nadie podía salir así, a medio vestir, necesitaban de la amistad entre Botón y Ojal.
Ojalá, cuando lo leas,
puedas aprender la lección,
siendo amigo de quien sea
sin la menor distinción.
Mi gato Ramón es muy peludo
él come ratón y es un suertudo.
Anoche salió a explorar
y un gran ratón pudo cazar…
Todo está obscuro
se siente la calma
desde mi ventana disfruto
la noche que me llama…
Doña Luna me cantaba
y dormida me quedé
las estrellas me velaban
tomando tazas…
– En el centro de mi pecho
percibo un movimiento
siento un caballito que trota
y con su trote anima mi cuerpo…
Había una vez un caballito llamado Jacinto. Era pequeño y tan alegre como su dueño Jochi. Los dos eran felices montando y jugando en la llanura donde vivían. A Jochi le gustaba ejercitar…
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