Cerca del lago mágico,
allá donde las aguas son apacibles y brillan más,
se celebró la esperada boda
entre el pato Tuti y la pata Soledad.
Enamorado, Tuti suspiraba
al mirar su bella novia cuando se acercaba.
Soledad ocultaba su emoción,
tras el discreto velo que su mamá pata le obsequió.
Cuando el pato padre dio su bendición,
las trompas de Tuti y Soledad
sellaron con un beso su felicidad, ¡MUUUA!,
ante la gran algarabía de todos los demás: ¡cua!, ¡cua! ¡cua!
Unos meses más tarde,
Soledad se sentó sobre sus huevos para incubarles.
Debía calentarlos por 28 días,
mientras esperaba feliz conocer sus crías.
Se le hizo largo el tiempo que estuvo echada ahí,
protectora, como futura mamá feliz,
soñando con el momento en el que los vería,
cuando rompieran el cascarón que los cubría.
El penúltimo día de aquella larga espera,
Tuti salió a buscar maíz para celebrar la fiesta,
la de recibir a sus siete patitos,
como cualquier pato feliz por ese gran compromiso.
Soledad se quedó tejiendo
la bella canasta que acunaría
los siete patitos que recibiría
y que cubrirían sus vidas con amor y alegría.
Pero, fue grande la pena por la que Soledad pasó,
pues, por más que esperó y esperó, Tuti no volvió,
solita Soledad se quedó, ocultando aquel dolor,
al recibir a sus 7 crías cuando se sentía tan triste y vacía.
Soledad no podía comprender
por qué su amado Tuti no había podido volver,
y junto a sus siete patitos lo comenzó a buscar
segura de que en algún peligro podía estar.
No muy lejos de aquel lugar,
guiados por los fuertes ¡cua, cua!
a Tuti pudieron hallar encerrado en una trampa
con los granos de maíz que para Soledad llevaba.
Rapidísimo lo rescataron,
liberándolo de la prisión en la que lo habían entrado,
así se convirtieron en la familia feliz
que Tuti y Soledad se prometieron aquel inolvidable día construir.
Tuti abrió sus alas de amor
y bajo ella arropó a Soledad, su adoración,
y a sus siete preciosas crías,
diciéndoles con dulces ¡cua!, ¡cua! cuánto los quería.
Entonces, los felices padres entraron al lago,
seguidos de sus hijos adorados,
y los nueve nadaron llenos de emoción
al recuperar la paz y el amor.
Y, colorín, colorado,
esta familia se ha reencontrado,
en lo adelante aquel lago mágico será el lugar especial
donde Tuti y Soledad, en armonía, podrán a sus hijos criar.
La imagen fue tomada de: Lake Vectores por Vecteezy