Un afortunado día conocí a mi entrañable amiga Estela. Con el trato le comencé a llamar, de carino, Doña Aguja, pues era muy, pero muy delgada y le encantaba coser, aunque lo consideraba su deber. Su pasatiempo favorito era unir todo aquello que encontraba y, así, poco a poco fue dándose a conocer como la Señora Puntada, de tal forma que su fama adquirió renombre a nivel mundial, ya que, otro de sus pasatiempos favoritos era viajar, viajar y viajar, para de esta manera a muchas personas poder ayudar.
En cada ocasión en la que la Señora Puntada detenía su andar, registraba en su diario todo lo que había vivido y nos quería contar. Por lo que su diario se constituyó en un hermoso tesoro, el que yo, su mejor amigo, al que ella apodó como don Hilo, he disfrutado, y al que le he sacado muuuucho provecho, pues suelo hacer uso de nuestras experiencias comunes, en todos los momentos en que puedo aplicar lo que vivimos, para enfrentar de una manera más sabia, y ya probada, mis situaciones cotidianas.
Ahora, ya estoy viejo, y no deseo que este diario vaya a parar en manos de alguien que no lo valore, que no le dé el uso que merece. Está lleno de ricas vivencias entre nuestra amiga, Doña Aguja y todos aquellos otros amigos que fue haciendo en el camino de su vida, dentro de los cuales, con orgullo, me siento incluido.
Yo, como testigo de sus vivencias, pues tuve el privilegio de acompañarla, puedo asegurarles que es bueno entregarse a los demás y ayudar de una manera desinteresada. La vida tiene sentido así, en el compartir, en el tratarnos como hermanos y en ir dejando huellas en los caminos que nos toque ir trillando. Así intentamos hacerlo mi compañera de viaje, la Señora Puntada y yo, y ambos sentimos que supimos vivir y que fuimos felices ayudando a los demás a comprenderse y unirse.
Estoy convencido de que lo que hacemos con dedicación y amor da satisfacción. Por eso elegí un trabajo relacionado con la unión. Es mi naturaleza unir y me siento pleno y feliz cuando logro reconstruir, reparar y armar piezas. Y eso solo pude lograrlo porque trabajé en equipo con mi querida y entrañable amiga, con la que siempre estaré en deuda, pues si hoy puedo ver atrás, y sentirme satisfecho de lo logrado, es porque tuve su apoyo, su respaldo y su empuje, y porque tuve plena seguridad en que ella confiaba en mí y yo confiaba en ella, ¿Qué más se puede pedir?, ¿No están ustedes de acuerdo?
Por eso, pensando en los momentos vividos junto a Estela, me inspira comunicarles las moralejas que aprendí a su lado, las que resumo en esta poesía:
“Ser feliz”
Ser feliz es encontrar,
lo que te llene de verdad,
que sé que está en el dar,
en regocijarte con tu bienestar y con el de los demás.
Así tu vida será, tal cual trabaja el espejo,
verás en los otros tu reflejo,
tus manos a los demás extenderás,
y no podrás en paz estar,
hasta que en ellos veas el amor triunfar.
Sus triunfos serán tus triunfos,
tu prójimo será tu hermano.
Te sentirás feliz al abrazar,
a quien ayudaste a sus metas alcanzar.
Los valores serán tus adornos,
tus acciones, no tus palabras, serán tu aval,
porque haciendo podemos modelar,
lo que queremos ver en otros replicar.
Como don Hilo me siento orgulloso,
de lo que unido a mi amiga Dona Aguja pude construir,
en equipo seremos siempre dichosos,
si al elegir a nuestros amigos somos cuidadosos.
Como pudieron notar, me gusta la poesía. Pienso que nuestra forma de hablar ha ido cambiando y que lo que queremos decir, si lo queremos decir de forma más encantadora, los versos son un buen tren en el que podemos montar nuestras palabras, llenando sus vagones de respeto, mensajes de paz, de moralejas y de palabras que acerquen, así como mi nombre, sencillamente: don Hilo.
En definitiva, la moraleja que para mí hace sentido, de todo lo que he aprendido al lado de mi amiga Estela, cariñosamente Doña Puntada, es una muy conocida por todos y que necesitamos poner más en práctica: “Si no vivimos para servir, no servimos para vivir”.
Por eso, buscaré la forma de que el contenido del diario de la Señora Puntada sirva para ayudar a todo el que guste leerlo. Así, Estela y yo habremos logrado seguir colaborando con los otros, aun cuando ya no estemos en este mundo terrenal. Eso me da satisfacción y me imagino que Estela, si estuviera, estaría muy de acuerdo conmigo. Y para cerrar, te dejo la última moraleja que te quiero aportar: “Si ya has hecho un plan, ponte de inmediato a actuar”.
Fin
La imagen fue tomada de: Aguja Hilo Vectores por Vecteezy