Hoy me veo y pienso
lo he hecho muy bien,
me brindo una sonrisa de aprobación
al ponerme la toga y el birrete en mi graduación.
Recuerdo lo vivido,
siento gratitud por todo lo aprendido
por aquellos que fueron mis maestros,
por mis amigos, por la calidad del tiempo compartido.
Veo hacia adelante y pido:
Señor, ilumina mi camino,
ayúdame a definir mi destino
aclárame el propósito para el que he nacido.
Se despeja mi mente,
tengo claridad,
transito el camino que he decidido andar
guiado por la brújula que mi vocación me ha de marcar.
Ya ha pasado el tiempo, me he instruido,
me siento confiado para hacer aquello a lo que fui llamado
mi vida profesional me llena de satisfacción
amo lo que hago, porque pongo mis dones en acción.
Me mantengo siempre en pie,
sin doblegarme ante la corrupción ni ante la insensatez.
Soy firme a mis principios,
hay siempre coherencia entre lo que pienso, lo que hago y digo.
Tengo fe en mis potencialidades,
trabajo desde una mente no limitante,
sigo los avances que la vida trae,
sin oponerme a crecer, a nuevos caminos recorrer.
Cada amanecer lo recibo en agradecimiento
afirmando con convicción:
yo soy honradez
yo soy equilibrio
yo soy amor y verdad
yo soy un ser de luz
al servicio de la humanidad.
La imagen fue tomada de reepik.es