Hace unos días, en el jardín que está próximo al río, después de merendar unas frescas zanahorias, dos conejas conversaban sobre la noticia que se publicó en el periódico “Actualidad animal” acerca de la muerte de la abeja Paty Florián. Se mencionaba como sospechosa a su vecina, la coneja Nieves Blanco. Ellas, espantadas por esta noticia intercambiaban hipótesis sobre lo que pudo haber pasado entre Nieves y Paty. Una le expresó a la otra que estaba casi segura de que Nieves atacó a la abeja y ésta no tuvo más opción que defenderse picándola, pues se acordaba de una ocasión, cuando eran pequeñas, en la que Nieves había reaccionado un poco violenta cuando ella la haló por su rabo para invitarla a jugar.
La otra coneja, también se acordó que Nieves se puso muy disgustada con ella en una ocasión en la que le había comido la mitad de la zanahoria que había llevado de merienda, por eso podía afirmar que Nieves era capaz de reaccionar con enojo, ya que aquella tarde tuvo que correr bastante para evitar que la alcanzara y la atacara. Por eso, no dudaba de que Nieves fuera realmente culpable.
Después de recordar esos episodios consideraron que debían informárselo a los investigadores, de forma que supieran de lo que podía ser capaz Nieves. Muy decididas, ambas se dirigieron al destacamento del Sr. León, quien escuchó los dos testimonios y después preguntó:
– ¿Vieron ustedes lo que ocurrió entre Nieves y Paty?
No – respondieron a coro las conejas.
– Entonces, les informo que lo que me dicen no puede ser usado para este caso, son historias del pasado. Primero, Nieves pudo haber cambiado, pues ahora está más grande y controlada. Segundo, ninguna de las dos vio lo que pasó, por lo que no pueden atestiguar en su contra. ¿Les gustaría que alguien que no vio lo que ocurrió dé un testimonio para hundirlas si fueran ustedes que estuvieran en esta situación?
Las dos conejas bajaron sus cabezas y salieron avergonzadas del destacamento del Señor León, conscientes de que siendo amigas de Nieves estuvieron a punto de perjudicarla.
Moraleja: Si no eres testigo ocular, no puedes nada afirmar.
Autora: María Cristina Espinal López
Nota:
Esta fábula surge del cuento “Naricita rosada” que está contenido en el libro de cuentos infantiles: “Seis gotitas de imaginación” y también está vinculada a la noticia “Abeja picó y murió” que aparecerá entre las propuestas de actividades didácticas.
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