Cuento

Bienvenidos a este espacio de pura imaginación. Somos tus amigos Colorín y Colorado, nos encargamos de presentar todos los cuentos de María Cristina, quien se convierte en lectura pensando en ustedes. Para ella, leer es diversión y siempre deberá ser interrogación ante lo que plantea ella o cualquier autor. Si la lectura es un cuento será pura expectación, porque podrán adentrarse en los personajes, ideando otros posibles trances y finales.

Ya que un cuento les permitirá volar sobre lo imaginario y animarse a mejorarlo con lo que se les ocurra variarlo. Así se convertirán en sus lectores y coautores, y entre ambos habrán logrado que lo leído sea enriquecido y transformado. Por eso les animamos a leerlos, a recontar sus historias, sabemos que lo podrán muy bien hacer ¡Y ESA SERÁ SU VICTORIA!

Cuento Amistad sin exclusividad

Resumen:

Había una vez un caballito llamado Jacinto. Era pequeño y tan alegre como su dueño Jochi. Los dos eran felices montando y jugando en la llanura donde vivían. A Jochi le gustaba ejercitar...
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Amistad sin exclusividad

Había una vez un caballito llamado Jacinto. Era pequeño y tan alegre como su dueño Jochi. Los dos eran felices montando y jugando en la llanura donde vivían.

A Jochi le gustaba ejercitar a Jacinto todas las tardes. En una de esas tardes, estaba esperando debajo de un árbol que Jacinto merendara con un poco de hierba fresca, cuando apareció Arcoiris, una linda mariposa que le dijo a Jochi – en tono juguetón:

– !Si me atrapas!, ¡Si me atrapas! …

Arcoiris voló y voló en piruetas y Jochi detrás de ella corrió, corrió y corrió, y muchos saltitos dio. Estaba decidido a atrapar aquella juguetona voladora. Jacinto, al verlo saltar, dejó de merendar y se quiso con ellos ir a jugar.

En uno de esos saltitos, el pequeño Jochi chocó con Jacinto y se cayó – ¡PUM! – Entonces, gritando se paró: -¡Aaayyyyy! , ¡Aaaaauuuuu!, eso me dolió – dijo el niño – tocándose el brazo lastimado.

Muy rapidito llegó a su lado Jacinto, quien le expresó, pasándole su húmeda lengüita, una y otra vez:

«Saliva del amigo de la rana,
cura esta magullada,
y que el pequeño Jochi,
no sienta de ella nada».

Jochi se echó a reir, pero de pronto se puso serio y le preguntó a Jacinto:

– ¿Amigo de la rana? ¿Me quieres decir que volviste a ser amigo de Boca Grande? Sabes que si te veo junto a esa odiosa rana no volveré a montarte – le dijo a Jacinto – quitándole el brazo con brusquedad y sintiendo de nuevo el fuerte dolor que lo aquejaba.

Arcoiris aprovechó la ocasión para intervenir. Con ternura le dio un beso en su codo adolorido, le puso un poco del néctar de una flor cercana y le limpió el raspón con los pétalos, terminando de aliviar su brazo. Luego le dijo:

–  Jochi, te he podido curar el brazo, pero no puedo permitirme dejarte con el corazón enfermo. Veo que rechazas a la rana, ¿Por qué sientes eso por ella? ¿Qué te ha hecho para merecerlo? ¿Realmente su nombre es Boca Grande, como la llamaste?

–  Pues, francamente no sé por qué lo hago, tal vez es porque distrae a Jacinto y lo aleja de mi lado- expresó Jochi cabizbajo – No, ese no es su nombre, así la llamo yo, para burlarme de ella.

Con ternura, Arcoiris le dijo:

–  Eso que a ti te pasa se llama celos, un sentimiento que debemos aprender a domar porque de lo contrario mucho daño nos puede llegar a causar. La felicidad está en el compartir, nuestros amigos no son exclusivos. A ellos debemos saber compartirlos con sus otros amigos, que también pueden llegar a ser amigos nuestros. Tampoco podemos hacerle a los otros lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros. Por eso, sé que ya no le pondrás, ni a la ranita, ni a nadie más, esos lastimosos sobrenombres. Estoy segura de eso, porque eres un niño sensible y bueno.

¿Verdad que has disfrutado esta tarde? – preguntó cariñosa la mariposa – y has jugado no solo con Jacinto, sino también conmigo. De la misma forma, él puede jugar contigo y con su otra amiga la rana ¿No crees? Y ella también puede ser tu amiga, si la buscas, la aceptas y la respetas.

Al escuchar a la mariposa, Jochi entendió que tenía toda la razón. Aceptando su consejo se sanó, no solo de su brazo afectado, sino de los celos que tantos problemas le estaban causando. Y los tres volvieron a jugar, sin parar de reír y gozar, acordando que a la rana, en el próximo encuentro, podían a su divertido juego integrar.

Y,  colorín, colorado, Jochi, la mariposa Arcoiris y Jacinto, felices continuaron jugando, y planifican a la rana invitar, para que les enseñe, como ella, a muy bien saltar.

Fin.

La imágenes fueron tomadas de:
Designed by brgfx / Freepik
Vector Vectors by Vecteezy

Autora: María Cristina Espinal

Me gusta escribir, me gusta compartir mis escritos y hacerlo de forma impresa limita mis horizontes. Este es un medio ideal para llegar a aquellos que están mucho más lejos.
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