Doña Aguja y don Hilo
estaban cosiendo un collar
que una niña muy bonita
a su pequeño y nuevo amigo quería regalar.
No imaginaban ellos
que después de tanta felicidad,
a la niña y a su amigo
los arroparía la tristeza, con un emotivo final.
Lo que le pasó a los dos hizo a doña Aguja pensar
que debemos aprovechar el tiempo,
y saber muy bien a los otros tratar,
mientras a nuestro lado puedan ellos estar.
¿Quieres enterarte de qué fue lo que realmente les pasó?
Anímate a leer, que de contártelo me encargo yo.
Solo deseo que a todos aquellos que tengas a tu alrededor
los trates con respeto y cariño y les brindes puro amor.
Nota: Esta poesía está relacionada con el cuento: «Orejas que abrazan«